Rómulo y Remo, los whitexican

Atia Esura

A mí me tiene que aclarar alguien este particular: ¿Rómulo y Remo son imputables por fruto de gestación subrogada ibéricamente ilegal? ¿Y Moisés? Oye, un caso todavía más complicado: ¿Ismael? ¡Nadie se acuerda de Ismael! Pero Sara le dijo a su marido-amo Abraham:

-Ya que yo se ve que no estoy de preñarme, hazle un bombo a esa esclava Agar y así te quedas ya tranquilito, que eres un sofocao, tanto que la paternidad la paternidad. Paternidad mis… No te lo digo porque soy de la Biblia, que si no… Anda, quita de mi vista y paternízate lo que quieras de una vez, a ver si se acaba esta brasa que me das.

Y así Ismael: ¿eso es o no es una cosa de esas de gestación subrogada? Lo que pasa es que ay del que conteste, porque se va a poner a todas las masas árabes o araboislámicas o sarracenas de uñas, porque cuidadito con el patriarca.

Así están las cosas estos días por aquí: no te voy a decir que Ana García Obregón sea una mahometana radical, pero hay que ver la que han armado algunos con su maternidad por encargo. Como si no hubiera creo que como unas 1.500 al año en España, desde hace una década o así. Un montón de esos, además, son famosos de canto y salto, para empezar. Pero claro: en general, son conocidos (o por lo menos tenidos) por ser de los nuestros, o sea tíos guays, como debe ser, progresistas, no fachas. Y de pronto una actriz más que conocida, y también muy conocida por no ser de los nuestros y más bien sospechosa de ser de los otros, va y hace lo mismo, y ya se ha montado el follón. Lo sorprendente es lo del follón mismo propiamente: la cantidad de opinión que tenían todos guardada sobre el complicado asunto, y los esfuerzos que tienen que haber estado haciendo para callársela hasta que ha sido conveniente y rentable soltarla. Y se nota que sin los más elementales conocimientos ni de biología ni de gestación ni de ADN ni de fecundación, pero es que ni del lío jurídico o legal o reglamentario; pero da igual: hala, a sermonear todos como locos. Clavadito clavadito a lo que pasa con la ecología y el clima y el planeta y la energía y hasta con la dieta keto y con las jerarquías entre derechos y con la aluminosis del hormigón.

Hablando de sermones y de energía, el que suelta de ambos sin tasa es un nuevo camarero que han puesto o quizá se ha puesto él mismo en uno de los kioscos de café y mesas justito al sur del estanque del Retiro en Madrid: qué peñazo de tío. Tiene, por lo menos, a su favor, que no intenta hacerse pasar por simpático. ¿Os habéis dado cuenta de que (seguro que son meras diferencia culturales de gestualización, seguro que no hay nada de fondo) hay algunos países cuyos naturales parecen siempre cabreados, no sé exactamente, algo así como marroquíes, turcos, quizá argentinos a menudo, desde luego nigerianos, la mitad de los españoles? Pues hay que añadir otro, el de este camarero retireño recién llegado de Nicaragua: qué plasta, qué broncas echa y cuántas medias horas deja pasar desde que le pides un café hasta que lo trae (otro, no él). «Eso no se pide en ese orden, señora», para empezar. «A nosotros eso nos puede venir mal. Es mejor pedirlo empezando por el final»: que no es broma, allí está el tío para que lo comprobéis. Ayer por la mañana cometí el error de olvidar que andaba por ahí ese doctrinario sin doctrina y me senté a pedir ese café complicado de recordar, y tuve la suerte de que me tocó otro, y ya le había pedido a este mi café cuando me volví a ver quién estaba hablando tan alto, tan rápido y tan sin parar a mi espalda: era el Nicaragüense Cabreado tirándose un rollo inmenso ante una turista mejicana sobre, a ver, un esfuercito de memoria, que os va a divertir cuando lo mencione, nada menos que el agujero de la capa de ozono y por supuesto nuestra nefasta y muy reprobable acción sobre el mismo. La bronca de las gestaciones subrogadas recuerda mucho, pero mucho, a aquellas broncas de hace muchas lunas alrededor de la cosa nasciturus con las regulaciones que si temporales que si no sé qué más del aborto; y estas venían directamente de los líos dialécticos de la ecología moral y de lo del ozono.

Os habréis dado cuenta, no lo dudo, de que la realidad copia (como siempre) a la filosofía. ¿Cuál es el título de la primera gran obra de Schopenhauer que, como por casualidad, era su tesis doctoral? La doble raíz del principio de razón suficiente. Otro día hablaremos de la malvada de su (por otro lado culta) madre y de Goethe y los comentarios, por supuesto despectivos, hacia su hijo «botánico» por eso de usar la palabra «raíz». Bueno, pues os habréis dado cuenta a continuación de que la bronca del cambio climático, del comer carne (qué recuerdos nacionalcatólicos, hummmm), del ninguna energía vale porque toda perjudica y todo eso, sí que tiene esa doble raíz de la moral y la ecología. La doble raíz de la bronca ecológica. Moral y moral y moral; y la verdad es que de ecología, casi siempre, muy poca, más allá de algunas proclamas copulativas y sencillitas: manchar-es-malo. De modo que se nos ocurre que hasta puede que nos perdonara con su celebrado sentido del humor el fallecido Philp Roth si le tildamos de olvidadizo, porque cuando escribió La mancha humana no metió lo que hoy en día (la verdad es que sólo veinte o veintipico años después) sería obligado meter, y es la relación de esa mancha con el calentamiento global (pero calentamiento del planeta, no de las gentes). Cómo separar de la ecología, en 2023, ya que hablamos de la turista mejicana, el jardín en el que se ha metido otra mejicana, la actriz de teleseries de Hollywood Karla Souza. Pues te diré cómo: no se puede. Así que mejor ni intentarlo. Porque lo acabamos de decir: lo que más importa estadísticamente a las gentes de por ahí es lo de manchar o no manchar. Por su lado, a los que se muestran más militantes en las cosas de las ecologías lo que se acaba viendo es que lo que les importa es lo de gastar más o no gastar más. La relación de los ecologismos con la tacañería es más que evidente, pero está más que prohibido siquiera mencionarla. Ahora, recién iluminados y liberados por haberlo leído, los lectores repasarán por su cuenta cuántas de las proclamas aparentemente o camufladamente ecológicas son eco-nómicas, y no eco-lógicas. Pero lo de la actriz Souza, que tiene mucho contacto con todo esto, tiene que formularse de otro modo: descubrió que, como mejicana, la pagaban menos que a sus iguales «blancas». Ella es más blanca que una nena gallega de seis años inflada de leche de vaca recién exprimida, y tiene los ojos más azules que un español de linaje judío (o sea como la mitad de los españoles). Pero eso de no-blanca ya se lo habían llamado en el contrato que más o menos firmó a ciegas. Y ahora ha agarrado un micrófono y se ha puesto a reivindicar que «a las personas con Mancha como ella» las paguen igual que a los «blancos». Quizá ella ha dicho «de color» en lugar de «con Mancha», pero ya me entendéis. Y la que se ha armado, claro.

Es una cosa que mediterráneos, latinos, españoles, hispanos y algunos otros no terminamos de dominar: nos metemos en fregados de órdago, en general ajenos, y conseguimos que todas las hostias giren hacia nosotros. A ella, como es natural, le han caído hasta desde la estrella Polar. Que cómo se atreve a decirse «de color» con esa pinta de nieve, que qué es eso de querer apropiarse del sufrimiento que nos han hecho pasar los whities (para hablar de blancos sí se puede hacer diminutivos despectivos) cuando «nos» (?) trajeron en barcos desde nuestra (?) África; que si etcétera. Y ella ha respondido, más o menos: «Es que…» Pero no ha podido pasar de ahí, claro. Algún otro es el que ha sacado a la luz eso de que era el mismo contrato de la productora el que, a causa de su nacimiento en México, la condenaba a ser considerada «no blanca» y por tanto (?, y ya van unos cuantos «?», se ve que no entendemos demasiado) a cobrar menos que los demás. Y entonces todos, a un lado y a otro, se han reunido por primera vez en la historia desde aquellas broncas con Pitt el joven, y han parido entre todos la siguiente conclusión: es que eres whitexican.

Ideal para aliviar el estreñimiento.

Whitexican: o sea que estás jodida por todos los flancos. Philp Roth, tío, lo que te perdiste, reconócelo ahora. Ni blanca-blanca, ni negra-negra, ni de color-de color, ni india-india. O sea, que era a lo que íbamos: una nueva categoría ecológica, y quizá hasta un nuevo filo, y desde luego una nueva familia y un nuevo linaje y, como su nombre indica, entonces, una nueva ecología. Y de ahí lo de la pasta: cuantas veces hemos propuesto en foros y organizaciones internacionales que lo mejor que se puede hacer ecológicamente es dejar correr el agua del grifo para darle paso y no retenerla en el depósito de la azotea y dejar que siga su camino natural para acabar convertida en nubes y lluvias, tantas veces hemos oído reproches en casi todos los idiomas que quedan en el planeta, al principio reproches como poco fundamentados pero horrorizados, y poco a poco reproches más finos y más intelectuales y menos emotivos, que al final se resumen siempre en uno: es que eso es una pasta en el contador del agua a fin de mes.

¡Ajajá! ¡Os pillé! ¡Así que era eso!

Pues claro que era eso: porque nada más ecológico que NO retener el agua en depósitos, sino dejarla pasar para que haga su vida, ¿no? Así que propongo que se tome la sobrenatural anécdota como modelo y herramienta de pensamiento e interpretación de la actitud ecologista: cherchez la pasta; pero, más que en cualquier otro lío, sobre todo en el ecologista. Siempre hay una cosa de pasta no muy confesada por detrás. Por no decir petrodólares, claro. Bueno, lo decimos: petrodólares. ¿Así que muchas vidas perdidas en la lucha por implantar la energía solar o la energía eólica contra la nuclear (que era malosa: qué malosaaa eraaaaa) para que, cuando por fin las dos prosperan (y en España casi como en ningún otro país), los bosques se convierten en ejércitos y resulta que no, que no era eso lo que querían decir, que la solar y la eólica también son malas malas, que menudos abusos, que qué destrozo ¡si hasta está dando de ganar un mogollón de pasta a pueblos enteros que ya no sabían casi de qué comer con la agricultura en retirada! ¡Eso es intolerable! ¡Permitir que otros ganen dinero!

Rómulo y Remo y Moisés, ¿son o no son una nueva categoría ecológica, como la actriz whitexican? Porque si no lo son, calma y moderación con estas cosas de la gestación subrogada. Si no hace falta ser tan viejo para recordar cuando eso de un futuro con gestaciones subrogadas se veía casi como una ciencia ficción ya casi posible pero para dentro de unos años, apoyada y enaltecida como progreso progre… contra las pacaterías mojigatas de los pacatos mojigatos de siempre, que en esto no salían del «los niños sólo se hacen de una manera»: y ahora mira qué alianzas.

Ah, claro, las mismas alianzas que en lo otro.