Teoría del paleto 8

Jacob de Chamber

 

TERCERA LEY DEL DECORO CULTURAL

No te sumes tan rápidamente a lo que afirma cualquier periódico de moda

 

Más que nada porque se te ve el plumero: esa temporada en que a los financiadores de los periódicos les ha apetecido invertir en inmobiliaria costera, y comienzan su campaña de abaratamiento del suelo (costero) que quieren comprar ordenando a sus periódicos que bombardeen con la idea de que no hay costa fea, urbanizada y horrible como la española, y sacan una y otra vez fotos y fotos de rincones costeros feos, urbanizados y horribles, es esa misma temporada en que tú no paras de decir que no hay costa fea, urbanizada y horrible como la española. Y ojo y cuidado, que uno de tus cercanías tiene en su ordenador como pantalla de protección una preciosa foto de la kilométrica playa de Gata con el agua a un lado y la arena al otro, tierra que en unos doce kilómetros sólo tiene tres construcciones: el caserón de las antiguas salinas, un torreón del siglo XVIII y un chiringuito de comidas y cenas. Y va el capitán Paleto, sentado alegre en su popa, y afirma, mostrando en alto ese ordenador y esa pantalla, y en voz alta para que todos (en la oficina, en la cena de nochebuena, en el aula universitaria) puedan oírlo: «Pues no sé adónde te habrás tenido que ir para encontrar un tramo de costa así de limpio de casas, en España desde luego no será, muy de Túnez o de Namibia me parece a mí esta foto», y se reirá gangoso, como suele reír el Paleto cuando se da una situación de las que ya hemos comentado (eso de desviar las miradas de los demás hacia un Otro ridiculizado). A propósito, esas portadas de costas feas etc. coinciden con las portadas de periódicos franceses e italianos, que afirman exactamente lo mismo de sus propias costas: no hay feas y superurbanizadas como las costas francesas y todo eso, y fotos muy similares: las campañas, está muy estudiado, tienen como límite máximo de eficacia la información nacional; lo que pase por ahí fuera no interesa al personal, más que nada porque estamos hablando de personal afectado por este estudio de qué es ser paleto, otra de cuyas características es, precisamente, incumplir la

 

CUARTA LEY DEL DECORO CULTURAL

Infórmate por lo menos en esquema de lo que está pasando «ahí fuera» (de tu pueblo, de tu provincia, de tu región, de tu profesión, de tu país), a ver si dejas de una vez de empezar tus proclamas con la rancia fórmula «En este país…»,

 

fórmula característica de quien cree saber que todo lo que no sea lo propio es mejor, y de quien afirma, pero sin afirmarlo, que conoce la realidad completa de ese llamado «este país»: a poco que se mire con atención, se observará que la fórmula es totalizante, exhaustiva, globalizadora. Además se le suele añadir una primera persona del plural muy curiosa: «En este país todavía no hemos aprendido que…» ¿Hemos? ¿El que habla y se queja y denuncia tampoco lo ha aprendido? ¿Así de mal habla también de sí mismo? «En este país conducimos como locos»; «En este país no nos importa la salud pública»; «En este país somos todos unos paletos que nos empeñamos en pelar la fruta y la patata para comerla» (dos meses después proclamará «En este país somos todos unos paletos que nos comemos la fruta y la patata sin pelar», por supuesto).

Quizá es de señalar que nunca se oyen cosas como «En este país no somos conscientes de la importancia del reciclado de los cloratos de poliarseniuro», que probablemente es verdad que no somos muy conscientes de eso, y mucho menos se oyen cosas como «En este país tenemos la más alta conciencia y la mejor práctica de donación de órganos del mundo», que desde luego que es verdad. En cuanto a la primera parte, es que es normal, porque los arseniuros no son ni tienen por qué ser muy conocidos; en cuanto a la segunda, es que es norma sagrada del Paleto no hablar nunca bien de lo común, de lo colectivo, de lo de todos: ¿tendrá esto algo que ver, a primera vista paradójicamente, con su fobia a ser tomado por solitario? Sí.

La manía, o la facilidad chiclosa de pronunciación de la frase «en este país», parece obligar al Paleto a proferirla acerca de todo, y queremos decir todo-todo, de lo que se pueda pronunciar, pero siempre, como sabemos, peyorativamente, aunque sea difícil y hasta imposible establecer esa relación entre la mala calidad de «nuestra» sociedad y ese asunto que ahora les ha dado por tocar. La prensa, por ejemplo, la emprende con una cadena de borrascas que ha tenido a bien pasar por el país en las últimas dos semanas. El Paleto y todos los paletos encontrarán el momento, sin duda, para soltar algo como «Es que en este país no sabemos prever el mal tiempo, y así nos va como nos va». De pronto, en esa historia en particular, uno de los personajes se sale del guión y le pregunta al Paleto: «¿Y cómo dices eso? ¿Conoces la AEMET y sus procedimientos? ¿Eres meteorólogo de alguna organización o empresa?» Es posible que ese personaje sepa todas las respuestas a esas preguntas, y que las formule sólo por hartura de oír tonterías a ese tío y, en contra de todos los consejos de amigos e incluso de sí mismo, haya explotado un poquito (eso es muy poquito) y le haya preguntado así sólo por desahogarse un pelo, o por fastidiarle y que se calle de una vez. Pero el Paleto no se arredra: está en su condición morir pero no rendirse, y contesta: «En este país sólo estamos pendientes de los títulos de uno que habla, o de dónde trabaja, como si no pudiera uno hablar de…» Y el personaje que se salió del guión vuelve a la consciencia, de la que se había ido esos pocos segundos, y se da cuenta de que su desahogo no iba a llevar ni va a llevar a nada salvo a exasperarle todavía más, porque de pronto se ha hecho luminoso para todos que ese Paleto incumple perfectamente la

 

QUINTA LEY DEL DECORO CULTURAL

Cuando no sepas algo, acepta que no lo sabes, y di que no lo sabes

 

Pero ¿a que nos hemos metido en un fangal sin salida? ¿Cuándo ha visto alguien a un Paleto admitir que no sabía algo? ¡Precisamente! ¡Eso es lo que son los modernamente llamados «todólogos» de las tertulias radiofónicas y televisivas!