01 Oct El profesor y los camaradas – 6
Obra dramática en un acto
de Rafael Rodríguez Tapia
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(Continuación)
EULOGIO está desconcertado; PETRA se acerca a examinar a ORTEGA. EULOGIO parece súbitamente culpable. JUAN se hace a un lado y se ajusta la ropa, protocolario. SOLEDAD se zafa del grupo y se acerca a su padre.
SOLEDAD.- Papá, vuélvete a la cama. No estás en condiciones…
ORTEGA (aún esperando al teléfono)- ¿De qué? ¿De decir a estos señores que al primero que te toque le va a meter un paquete el mismísimo presidente del consejo de ministros a pesar de sus mosquetones y sus palabrotas? Ya lo estoy diciendo.
EULOGIO.- ¿Camarada José Ortega y Gasset?
ORTEGA.- Eso depende. De los agresores cobardes de una mujer de veintiún años no soy ni camarada ni nada.
EULOGIO.- Se creerá mucho el cabrón.
ORTEGA.- Y si esa mujer es mi hija, podemos dejarlo en enemigo.
JUAN.- Don José, discúlpenos. Hemos empezado con mal pie.
PETRA.- La niña ha sido la que ha empezado mal.
JUAN.- Yo creo que podemos hacer como que no ha pasado nada.
ORTEGA.- Eso, ya veremos. (Al teléfono) Operadora, ¿oiga? Déjelo, volveré a llamar. (Cuelga el teléfono). (A los demás) ¿Quiénes son ustedes y qué hacen en la Residencia de Estudiantes?
EULOGIO.- Somos defensores de la república.
PETRA.- Somos milicianos.
EULOGIO.- Si eres el Ortega ese, traemos un encargo para ti.
JUAN.- Propongo que nos calmemos todos, que nos sentemos, y que volvamos a empezar.
ORTEGA.- Si alguien tiene que decir en mi casa que nos sentemos, ese soy yo. Y todavía no lo he dicho.
PETRA se ha sentado ante la mesa que antes ocupaba SOLEDAD. Hojea libros y cuadernos.
PETRA.- Huy, esto no es español. Vaya mierda de libro.
SOLEDAD se acerca con intención de arrebatárselo, pero PETRA lo arroja al suelo, lejos, retadora. Mientras tanto, EULOGIO se ha acercado a ORTEGA.
EULOGIO (a PETRA, sin quitar el ojo a ORTEGA).- Es que en este lugar hay mucha instrucción y mucho conocimiento, ¿verdad? Aquí ha habido siempre posibles, no hay más que verlo.
SOLEDAD.- ¿Y es que acaso eso nos hace culpables de algo?
ORTEGA.- Soledad…
SOLEDAD.- ¿De qué tiene que pedir perdón mi padre, precisamente, cuando gracias a él…?
ORTEGA.- ¡Soledad! ¡Ten un poco de sentido, por favor! ¡Ay!
ORTEGA sufre un violento ataque de dolor; se dobla y casi cae sobre el sofá. SOLEDAD le acomoda.
SOLEDAD.- En unos minutos te va a hacer efecto, ya verás…
EULOGIO.- El señor bebe, y se ve que el vino no le prueba.
PETRA.- Purgaciones, te lo digo yo, que he visto a unos cuantos.
EULOGIO.- Bueno. Eso es como… el permiso para sentarse. Digo yo.
ESCENA 3
ORTEGA, SOLEDAD, PETRA, EULOGIO, JUAN
Se sienta EULOGIO en el mismo sofá que ORTEGA, celebrando su mullido y la decoración de la habitación. PETRA vuelve a pasear, curioseando por las estanterías y las vitrinas. SOLEDAD le prepara un vaso de agua a su padre, y se lo acerca. JUAN también permanece de pie, y se ha situado en posición principal.
JUAN.- Bueno, Ortega. Ahora que nos vamos calmando…
SOLEDAD.- ¿Pero no ve usted en qué estado está?
PETRA.- No, si no tiene para tanto. Si le dejaras hablar…
JUAN.- Los comités de milicias populares han acordado recabar, sobre el análisis de las fuerzas entre las que se ha polarizado la dialéctica presente, su adhesión a un texto o manifiesto que a continuación recibirá la adhesión de otros señalados camaradas, para su inmediata difusión como catalizador de las masas populares progresistas…
(Continúa)