16 Mar La Mancha metafísica
La Mancha metafísica
Ramón Nogués
Ya contaré de mis viajes por La Mancha. Me parece que se trata del caso de mayor distancia entre fama y realidad de cualquier región española. ¿Quién fue el genio que consiguió el desprestigio y el desprecio hacia esa belleza de llanuras soleadas y gentes probablemente del mejor humor que las de cualquier otro lugar, y próspero y tranquilo vivir, atareadas y siempre currando pero con una habilidad inigualable para disfrutar del descanso? Seguramente un envidioso.
Hoy sólo quiero detenerme en una maravilla que he encontrado ya diré luego dónde, que si no fuera por la seriedad y el rigor que la acompañan no sería fácil creer. En contra de mi costumbre, voy a transcribir literalmente:
reinar. (Del latín res, rei, cosa, acontecimiento, hecho, circunstancia, asunto.) intr. vulg. Pensar, generalmente obsesionándose. «Antonio enfermó a fuerza de reinar». («Me doy a pensar –reinar, como decimos por aquí- en lo que pueda pasarte…» […].)
A lo mejor ya sabemos que en La Mancha manejan un castellano muy especial, tanto en léxico como en sintaxis, que componen y derivan de modos muy suyos, en general divertidísimos y sobre todo certeros. A lo mejor son los más amigos, y los únicos entonces que puede que hagan realidad eso de al pan, pan. Sólo que en La Mancha hay diez mil panes diferentes, y siempre habrá un manchego cerca que te responda: «Sí, pan, ¿pero cuál?», Y te proponga una ristra de treinta o cuarenta denominaciones a cual más brutal o irreverente o burlonamente solemne: esta es la especialidad manchega, sí. Cogen cualquier rimbombancia y, cuando parece que la están repitiendo o alimentando, la quiebran por su mitad y le introducen la desinencia imposible y, sin risotadas, la burla más sulfúrica que se pudiera discurrir. Y, tan serios como al principio, se van, y ahí te quedas con eso.
«Reinar» como pensar o cavilar. Es un invento de tal calibre que cualquier comentario que se haga parece que lo estropea. Dejémoslo, pues, sólo en señalar que mientras tantísimos doctos siguen discutiendo acerca del racionalismo o del spinozismo, del materialismo nominalista o del nominalismo idealista, viene un manchego y te dice de golpe cincuenta y dos filosofías: la cosa, o sea res, se hace cosa porque la piensas (o sea la reinas); evidentemente, nosotros decimos que son cosas, pero no lo son por sí hasta que las decimos, es decir, las pensamos. Pero, además, cuidadito con las sutilezas politológicas, que eso de reinar también tiene su idea… de gobierno, digamos.
Joder con La Mancha.
Ah, esto viene en la joya titulada Cómo habla La Mancha. Diccionario manchego. Autor: José S. Serna. (No consta editorial, se sugiere es autoeditado.) 414 págs. Albacete, 1974.
Nos va a ser imposible no utilizarlo a menudo.