15 Feb Por fin se sitúa
Por fin se sitúa
Ramón Nogués
El 29 de octubre de 2016, día de la investidura de Mariano Rajoy como presidente de Gobierno, Podemos y grupos afines convocaron a rodear el Congreso de los Diputados e incluso invitó un poco con la boca pequeña a «asaltarlo» para evitar «un gobierno ilegítimo en un régimen ilegítimo».
Unos tres mil individuos de su carne de cañón habitual acudieron a la llamada, más los adobados liantes de siempre, y hubo palos, bronca, algo que más o menos se podría llegar a describir como un intento de asalto, más palos, y por fin se fueron todos a su casa.
Pablo Iglesias dijo que se había tratado de un suceso «saludable»
El pasado 6 de enero, esto lo recordaremos mejor, unos cuantos miles de brutos partidarios del probablemente psicópata Donald Trump acudieron a asaltar el Capitolio de Washington durante una ceremonia cercana a la de la investidura del presidente de Gobierno en España: la declaración formal, tras hacer cuentas, que los legisladores hacen acerca de quién va a ser el próximo Presidente de Estados Unidos. No hará falta que entremos en detalles: la cosa acabó hasta con 4 muertos, con saqueos en el interior del edificio y con la moral política de los ciudadanos hecha unos zorros.
Al día siguiente, Pablo Iglesias tuiteó con diligencia: «Lo que estamos viendo en EEUU es el modus operandi de la ultraderecha: la mentira descarada como arma política y el intento de subversión de los mecanismos institucionales cuando no le son favorables». Trayéndolo a la más actual actualidad, no podemos ignorar que, por lo visto, la que envenena a sus opositores es una democracia plena y la española no porque, mira tú, se empeña en eso de la igualdad ante la ley, el imperio de la misma (que dirían Las Virtudes) y todo eso; y no porque uno sea político se le deja de juzgar, y penar llegado el caso, por lo mismo que se le juzgaría y penaría a cualquier ciudadano. ¿Y por qué dice su capataz, el frustrado montonero, que «puede dar gracias (su jefe) por no haber sido envenenado por el Estado (español, se refiere al español)? Pero qué mal están de la azotea.
¡No hará falta que recurramos a las citas, desde Platón a Maquiavelo y, estirándonos, a Kellyann Conway y a Donald Trump, para comprender lo que pasa!
¡Y nosotros tanto tiempo intentando encontrar a Podemos en el mapa sin conseguirlo! Pero con todo esto, y las respuestas que están dando, tenemos que pedirles con toda franqueza una aclaración: ¿por qué llaman fascistas y algunos hasta trumpistas a los que señalan las similitudes que ven entre un Asalta el Congreso y otro Asalta el Congreso? ¿Por qué llaman ultraderecha a los que se limitan a decir que ven aspectos similares entre un incidente y el otro? Yo aún diría más: ¿no es el mismo jefe del frustrado montonero el que está a la cabeza de esa parte del Estado que decide a quién envenenar o a quién no?