Cantes de mujer

Festival internacional de Granada

Programa grabado en directo, redifundido en Stingray TV y localizable en You Tube.

 

Salen las jóvenes y se entregan. Salen las abuelas, algunas abuelísimas, y se entregan todavía más. Salen grupos de edades mezcladas, y es como si la idea de edad se hubiera abolido. Ahí se mezclan Juana la del Pipa, Macarena de Jerez, Mari Peña. Están a un lado los guitarras: madre del amor hermoso, qué virtuosismo, ni el más avanzado y experto de los guitarristas de rock, y ellos lo hacen como si tal cosa. Al fondo los del ritmo, sentados alrededor de su mesa, como si estuvieran en el bar, sin parar de reír y de interpelarse.

Qué fenómenos, qué energía, qué conexión tienen estas mujeres con algún lugar del Tártaro o del Olimpo. Y cómo nos regalan con los más sencillos ademanes parte de su conocimiento, y encima se jalean unas a otras, y se ríen, y por supuesto se dan palmas y se empujan y se ayudan.

Qué complicado es a veces trazar la fronterita entre la bulería y la soleá. Que se lo digan a la Agujeta, que canta en cuanto puede sus bulerías por soleás, nada menos. Porque tenemos todos la experiencia de lo pronto que, en cuanto haya un cambio de acento, un sólo cambio pequeño, una cosa se nos ha convertido en la otra, ¿no?, diga la musicología lo que diga, que bueno, que hay que respetarla todo lo que haga falta, pero que nada de todo lo que estamos oyendo aquí de estas mujeres sale de musicología alguna, y muchas de ellas se te van a tronchar de risa en la cara si les preguntas si manejan un compás binario duplicado  o la cosa de los doce tiempos, y no digamos ya del modo frigio o qué sé yo, imagínate lo que te pueden soltar (y eso que saben de qué estás hablando, probablemente mucho más que tú) María Vargas, Dolores La Agujeta, la Nitra, la mujer con toda la fuerza y la luz que es posible para un ser humano albergar y luego emitir. A menudo pensamos que quizá habría que mantener las racionalizaciones algo más lejos de los creadores; y mira que en esta web somos de racionalizar, claro, pero es que es cosa de racionalizar lo que se debe, lo que necesita entenderse, y a menudo pensamos que aquí hay muchas cosas que ni se pueden entender e incluso que ni se deben entender. Hemos comentado a este lado de la pantalla, y largamente, cómo a veces, después de ser vapuleados por supermujeres como estas, como Chonchi Heredia, o Rocío Segura, o Lela Soto, lo único que nos vemos con fuerzas, y con emoción, para hacer es algo así como dar un paseíto por la acera de sol si hace frío, o de la sombra si hace calor, y sentarnos a tomar una cerveza y comentar el buen tiempo que hace. Hemos recordado, a propósito de los comentarios que algunos hacen, que se trata de un fenómeno como el de la bioquímica y la medicina clínica, o el de la pedagogía y la enseñanza: quédate lejos, teórico, de lo práctico, que el sabio bioquímico poco sabe hacer con ese niño con varicela, y el pedagogo en la enseñanza sólo ha ensuciado la alegría y el conocimiento de las aulas. Que la musicología haga lo que quiera, pero que lo haga lejos de este escenario y de estas mujeres.

Se alternan en escena formando grupos diferentes. Se asienten unas a otras, se conocen mucho y se ríen de antemano, sabiendo por dónde va salir la compañera. Son a menudo rivales, claro, pero sólo rivales, porque sobre todo se nota cómo se admiran y se ayudan, siendo tan diferentes unas de otras. La purista de Jerez se ha dejado, con los (muchos) años caer un poco, y feliz, hacia la bulería más de Sevilla; sólo un poco, pero suficiente para que los amantes de Jerez y de Sevilla se lo rían y se lo festejen a la vez (y a la vez que ella). Viene la soleá acongojante más de Carmona y todas alrededor lo entienden y cambian y ayudan y saben frenar la juerga que traían. Toda esa estela de la Paquera.

No hay forma de entender cómo nos quedamos callados los que no sabemos cantar nada de eso, porque se diría que la finalidad de todo eso es espachurrarte de tal modo, traerte y llevarte y zarandearte emocionalmente con tal potencia, que luego sólo puedes ser lo mismo que has oído.

Y como no podemos cantar, a lo mejor de ahí lo del paseíto al sol si hace frío o a la sombra si hace calor.

Como alguien dice del guitarrista Rafael Riqueni, igual se puede decir de estas mujeres: no cantan, ofician curaciones.