Close to you

Close to you

Vaya, otra vez de abogados de causas perdidas, qué mal ataque nos habrá dado. Pero hay que preguntarse cosas, en eso estamos de acuerdo, y preguntarse más las más raras. Una de estas muy raras muy raras es a qué se debe que, gustando tanto a todo el mundo la canción Close to you de Carpenters, ese mismo «todo el mundo» tuerza el gesto cuando se la mencionan. Sí, de momento lo tuerce, pero pónsela sin avisar, y verás como no puede evitar el sentirse embelesado. Joder, vamos a parecernos a nuestros compañeros escribiendo sobre el Nordic Noir hace unas semanas. Pero a ver.

Hay gentes que sencillamente no pueden soportar una música que no sea de orquesta romántica; pues bueno. Otras, y probablemente en mayor número, no soportan la que no es heavy metal. Mira qué bien. Y así con cada subgrupo musical que a cualquiera se le ocurra. Y casi todos tildan a cosas como Close to you, una vez más, de lounge music. Cuánto aparece esto en los comentarios musicales (y por eso también aquí), es como llamar facha a alguien, ya ha dejado de tener significado. Vale, lounge music.

Oye, pues será que la lounge music está bien cuando a tantos les gusta.

¿Qué tiene Close to you? Pues, para empezar, una letra cursi hasta la evisceración, hasta la hemorragia, hasta el desmembramiento. «¿Por qué aparecen de pronto los pájaros cuando tú te acercas?»: vamosvamosvamos. Y luego nos metemos con Celine Dion. Lo que sucede es que repásate las letras de las grandes arias de ópera (o de casi todo el pop), que no por tener detrás unos violines y unos oboes dejan de ser parecidas; qué tendrá que ver el bajo eléctrico o la (muy trabajada, Herb Alpert los patrocinó) trompeta con sordina de Close to you.

Además de esa letra, en efecto, que en principio podría ir en contra del éxito si las gentes la entendieran, la canción lo que tiene es atmósfera. Para entendernos, y cogiendo el rábano por el cuerpo como luego veremos, Ticket to Ride de los Beatles, es todo lo que se quiera, pero atmósfera no tiene. Y de pronto la tuvo: cuando Carpenters hicieron su versión. Una versión enrevesada, amanerada y manierista, romanticona o más bien melancólica… y con una atmósfera insuperable, o superada sólo por Close to You. Es conocido que recién presentados en una cena, Karen Carpenter se deshizo en disculpas a John Lennon por versionar tan trabajadamente Ticket to Ride, pero Lennon la cortó con uno de los escasos halagos que se conoce que haya dedicado a alguien en público: «Alguien con una voz como la tuya puede hacer con mis canciones lo que quiera». Parece que Karen Carpenter se derritió y eso.

Esa es la tercera cosa que tiene Close to You: la voz de ella. Una contralto de talento natural y no obstante muy estudiada y muy entrenada. Sufrió lo que tantos: empezó con el jazz, tocando la batería y cantando junto a su hermano, y luego hicieron este que algunos llaman «rock suave» porque había que ganar dinero: fueron malditos desde entonces. Los tratadistas no suelen perdonar a los músicos, a los cineastas, a los pintores y a los escritores que quieran comer; suelen usar para ellos el verbo «claudicar», los imbéciles. Fueron malditos pero vendieron millones de discos. Cerca de 100 millones. Y este Close to You fue número uno nosecuántos siglos seguidos. Bien es cierto que es entonces cuando hay que opinar que las gentes son tontas y que seguro que se equivocaban. Pero es que esa voz te lleva a donde le dé la gana. A veces parece que además de contralto llega a barítono pero sin estrangular, y cuando sube hacia soprano nunca imposta. Un pedazo de voz que no sólo es técnica, sino expresiva, que ese es otro cantar. Porque Close to You ya había habido varios anteriores, grabados como cosa menor, como relleno incluso menor que aquello que se llamaba Cara B, pero los arreglos de Richard, el hermano compositor, fueron los que llevaron el tema a otro nivel. Y esa voz.

Parece que estaba por ahí, muy al principio, Burt Bacharach, este definitivamente cursi y también competente, y algo se nota en los silencios adornados por tres notitas descendentes de piano como tres borlitas al extremo de un cordón rematan el encaje de los puños de una de esas espantosas camisas que solía llevar (así como solía poner esas notitas de piano a casi todo). Pero es que da un poco igual. Seguro que esos altos de la trompeta algo engallados, con apoyos tan breves que casi ni se reconocen, tienen a Alpert soplando, y Dionne Warwick, que cantó la primera versión como muchos años antes seguro que dejó alguna idea que Karen Carpenter aprovechó… Pero nada funcionó antes ni por separado. De pronto Carpenters hicieron la canción.

Y bueno, nos tenemos que comer que se hizo en la época en la que se hizo. En esos 70 de televisión restallante de colorines, de orquestas en playback en el plató, todos vestidos de terciopelo azulillo y con camisas con chorreras, y con patillas y un casquete de pelo cubriendo las orejas… Oye, en el futuro nos mirarán a los de hoy y puede que les parezcamos igual de raritos. De modo que en aquel entonces siempre había un trombón de varas por el fondo como poniendo un horizonte de western con sus pabúuuus y a menudo demasiado bombombom del bajo eléctrico… pero en Close to You no: lo justito.

Esta canción tiene su melodía, su base rítmica, sus arreglos algo, digamos, florales, tiene una trompeta preciosa, un bajo muy recatado, unas teclitas de piano y otras de hammond, y tiene, quizá no lo hemos dicho todavía, una voz. No sabemos si quitando esto o aquello la cosa funcionaría igual; probablemente no, porque esta canción no es que, al final, tenga también atmósfera: es que todo lo mencionado se convierte en atmósfera. Nos salen muchas cosas sinestésicas por aquí, y eso es resbaladizo y no les gusta a muchos, pero es que a veces es inevitable: esta canción es una especie de claro de luna, es un café solo y dulce, y esa voz es una brisa cálida que hace un torbellino a tu alrededor y ya no sientes frío.