Aprovechar la energía, sin palabras huecas: VilaWatts

Aprovechar la energía, sin palabras huecas: VilaWatts

Micaela Esgueva

 

En el pueblo barcelonés de Viladecans han puesto por fin en funcionamiento una iniciativa de las que su simple formulación hace pensar a todos que se trata de una utopía de futuro o peliculera; pero no, a pesar de la pandemia y de sus retrasos, por fin es realidad bien palpable: VilaWatts.

¿Por qué esperar a que cada vecino o propietario o inquilino tenga suficiente dinero o crédito para hacer lo que es tan evidentemente necesario para cualquiera que tenga el más elemental conocimiento acerca del derroche de energía causado por las construcciones ya anticuadas o con materiales deficientes? Se trata, en efecto, de ahorro energético. O, mejor dicho, de uso óptimo de la energía, sin derroches ni desperdicios. Hasta aquí la cosa es ya habitual como iniciativa individual, como sabemos. Cada uno procura hacer de su casa un lugar lo más cálido posible, dentro de lo saludable, en invierno, y lo más fresco posible en verano, y que «se escape» lo menos posible de la calefacción por las ventanas o las puertas, y que «entre» lo menos posible el calor del verano. Además, tal como están las cosas más de la actualidad, el uso de energía eléctrica para aparatos acondicionadores o calefactores es algo que debe pensarse mucho, porque el coste es definitivamente prohibitivo. Pero está ese problemilla del coste.

De modo que han formado una empresa mixta privada-pública a la que se pueden asociar los ciudadanos que lo deseen, que estudia, proyecta y ejecuta mejoras radicales en las viviendas y en el conjunto de los edificios. Las mejoras se refieren, se entiende, a la eficiencia energética. Son casi todos edificios construidos en los años setenta, como barriada «obrera» pero de una cierta calidad, y como tales presentaban los problemas energéticos que todos conocemos porque los hemos heredado casi como si fueran inevitables: ventanas de marcos de hierro de muy corta vida y muy temprana deformación, que son verdaderos escapes energéticos, muros no tan gruesos como sería de desear, puertas de calidad baja, recorridos de espacios comunes que son para el calor y para el frío como verdaderos desagües para el agua…

VilaWatts proporciona arreglo a todo eso: sella los edificios en sus «grietas térmicas», engrosa los muros con material de última generación, cambia ventanas y puertas por diseños actuales calculados para el aislamiento y, por último, instala en azoteas paneles solares para dotar de fuente autónoma de energía limpia a cada edificio.

Los usuarios ya han vivido un ciclo de un año con las nuevas instalaciones, y son unánimes en su juicio, a favor de los cambios. Al parecer, ya no es «probable» el aislamiento del calor o del frío, sino que lo han comprobado sin dudas.

Pero a partir de ahí es cuando el proyecto VilaWatts se convierte en algo nuevo y especial: los edificios que se han involucrado en la empresa y han reformado sus condiciones energéticas han establecido una red entre ellos, aunque sólo algunos son contiguos, de modo que pueden compartir energía cuando a uno le sobra y otro la necesita. De ese modo se aprovecha un escalón más, hasta ahora casi impensado, de la energía doméstica que se daba por perdida inevitablemente. Como parte del proyecto es la autogeneración solar de energía, se da con frecuencia al caso de no estar siendo consumida en un edificio toda la producida en ese edificio, y entonces se da automáticamente a la red VilaWatts para que otro de los edificios la emplee.

Esta es una realidad que ya está en funcionamiento, está demostrando el acierto de sus cálculos y está beneficiando a personas reales, no estadísticas; y está esperando y abierta a nuevas incorporaciones.

Añadiríamos que también está abierta a que la imiten.