Celia Sánchez-Ramos

Celia Sánchez-Ramos

Micaela Esgueva

 

La visión mesópica: ni con mucha luz ni con ninguna, sino en esa zona incómoda del crepúsculo o de iluminación pública artificial o… desde el volante del coche, hacia el camino iluminado por tus faros y poco más. Cualquiera puede suponer, pero a casi ningunos se nos ocurre pensar en ello, que en ese caso del coche se produce una especie de paradoja de esas que los biólogos duros llamarían «antievolucionista»: por un lado, en esas condiciones de poca luz, la pupila se te dilata, y así «se aprovecha» cualquier fotón que tenga a bien llegar hasta tu ojo. Por otro lado, con esa pupila dilatada, como sabe cualquier aficionado a la fotografía, se enfoca peor o, dicho de otro modo, la profundidad de campo es menor, con lo cual «ves peor» en esa situación en la que la vista lo es prácticamente todo. Cómo mejorar esto.

Pues creando un complicado dispositivo de luz difusa en el interior de la cabina del coche que, por ser difusa y por estar muy estudiada su localización, no dé reflejos hacia dentro en el parabrisas (que sería la catástrofe definitiva) pero que provoque que, sin contraerse la pupila como si estuviera a plena luz, sí se contraiga en una cierta medida para que su enfoque mejore respecto del que se consigue con la pupila dilatada. Un «mesoestado», como corresponde a esa adjetivación de «mesópica», en el que se puede jugar con lo mejor de cada extremo.

Esto es una genialidad. Su patente está publicada en España y en trámite en casi todo el resto de los países del mundo. Nunca se puede decir que una idea, y además desarrollada técnica y tecnológicamente como esta, va a triunfar, teniendo en cuenta cuántos viven de que las desgracias no desaparezcan, pero no importa para lo que ahora nos ocupa: esto lo ha meditado, calculado, diseñado y fabricado Celia Sánchez-Ramos Roda.

Celia Sánchez-Ramos Roda es zaragozana, doctora en Farmacia por la UCM y en Ciencias Visuales por la UEM, y diplomada en Óptica, y profesora de diversas asignaturas en esa Facultad de Farmacia y directora de la Facultad de Óptica de la UCM.

Ha inventado también una lente de contacto terapéutica para ojos sin cristalino (tras ciertas operaciones de cataratas) y 40 o 50 cosas más relacionadas con la mejora de los problemas de visión y oculares, además de un nuevo método de reconocimiento por lectura de córnea.

Tiene premios, medallas y agradecimientos para llenar un silo, y es miembro de muchas asociaciones profesionales de Óptica fuera de España.

Es boomer, por supuesto, así que estarán a punto de darle la patada si no se la han dado ya. No la conocemos personalmente, ni sabemos de ella nada acerca de su carácter, de si es simpática o no, de si es profesora hueso o si mola. Y por eso la traemos aquí. Porque tampoco nos importa si Copérnico era un tío majete o un borde, o si el Greco era un estirado o solamente tímido.

Pero Celia Sánchez-Ramos ya ha hecho mucho más de lo que se le puede pedir a cualquiera.

Que no se diga en el futuro que en esta época no hubo alguien como ella.