Fiesteros del norte, fiesteros del sur

Fiesteros del norte, fiesteros del sur

Micaela Esgueva

 

Cómo vamos a ser vengativos, si es de las primeras cosas que te enseñaban en el cole que no había que ser. Quizá para que al crecer no tuvieras tentaciones de devolverle a la hermana profesora Tal o al hermano profesor Cual el espantoso tirón hacia arriba de patillas con el que te torturaba por lo menos una vez a la semana. O para no dejarle tus dedos marcados en la mejilla durante dos o tres días al padre X o a la madre Y, tal como ellos habían estado haciendo contigo una vez al mes, por lo menos, entre tus seis y tus nueve o diez u once años, dependiendo del crecimiento de cada uno. No. Lo primero es no ser vengativo. Ser vengativo es de personas muy feas, así que ahora te podemos atizar y rasgar y arañar y pellizcar para desahogar nuestra ira y nuestra represión, con la seguridad de que en unos años, que es que hay que ver lo que crecéis, no nos la vais a devolver.

Pero como no voy a estirar de la patilla ni a pellizcar en el antebrazo a Mark Rutte, me voy a dejar ser un poquito vengativa. Si lo tuviera delante, ya veríamos hasta dónde nos llevaba esto; pero no voy a hacer nada por encontrármelo. Suficiente tengo con el papel (es decir, la pantalla).

Mark, chaval, eres bastante gilipollas.

Aparte de que das la impresión de tener mil y un motivos para que se te llame, ¿no adivinas ahora mismo por qué te lo digo?

Sí, por lo arrogante que eres.

Habría que empezar una campaña que dejara claro que no por tener la nuca más recta, como decían nuestros abuelos, a los que les importaba mucho, ni por ser blancuchos de piel y finos de labios, inexpresivos de gesto y poco duchados, se es superior a los más morenos de piel, expresivos, afectuosos, de gestualidad intensa y de ducha, por lo menos, diaria. ¿Por qué les daría a estos jureles del paralelo 50 por sentirse tan superiores, si el primer vistazo que diera un marciano ya le dejaría claro a este que, digamos, margen de mejora sí que tienen?

O sea, Rutte, Mark, póngase en pie, sí usted, usted, en pie, venga, ya mismo, ¿quiere que me acerque con la regla y me va sacando ya la palma de la mano hacia arriba? Así, de pie y calladito.

¿O sea que el COVID19 nos atacaba más a los sureños porque éramos vineros, fiesteros y puteros, so memo?

Ah, que puede que alguno no recordéis quién es este bacalao: pues hasta ahora mismo ha venido siendo el primer ministro holandés, es decir, ahora «de los Países Bajos». A finales de enero se vio obligado a dimitir, aunque siguió en funciones, porque se descubrió que (claro) habían estado los de su gobierno retirando las ayudas a la subsistencia a estas o aquellas familias con criterios exclusivamente… sí, atreveos, leedlo, pensadlo, decidlo, así lo han dicho los tribunales de allí mismo: ra-cis-tas. Sólo por color de piel o procedencia «étnica», se dudaba de que la situación aducida para pedir esas ayudas fuera verdadera. Y por fin, tras una enorme cantidad de ayudas retiradas, se ha demostrado que en una elevadísima proporción las causas expuestas eran reales y verdaderas, y que se les habían quitado sólo por esa «apariencia de fraude», que consistía simplemente en eso, el color.

Pero es que este Rutte es el mismo tipejo al que salió a contestar en rueda de prensa nada menos que el presidente de la República Portuguesa, loado sea su nombre, llamándole por fin eso, sí, hay que atreverse: racista. Ya era hora. Estos norteños de labios demasiado finos y rectos nunca consiguen la contestación que merecen; y en esa ocasión, el presidente Marcelo Rebelo de Sousa, que su nombre se recuerde con sonrisa, le dio en toda la nariz un pedazo de soplamocos.

Y como el que siembra vientos recoge siempre lo que recoge, en esos mismos finales de enero, quizá lo recordéis, para pasmo y petulante estupefacción, porque «en estos países no sucede nunca esto» (?), hordas muy nutridas de jóvenes, renegados por las restricciones anti Covid, los toques de queda («eso del toque de queda no es muy de nuestro país», sic; pero, ¿qué te has creído, so idiota? ¿Que en los demás sí? ¿Pero no somos precisamente unos desmandados, unos fiesteros?) y las encerronas y los bares apagados y las terrazas retiradas, pues estas hordas de jóvenes, digo, han estado varias noches destrozando Eindhoven, Róterdam, Utrecht, La Haya y Ámsterdam y todavía más ciudades y pueblos. Pero destrozar-destrozar con niveles barceloneses e incluso superiores, esperando a la policía y haciéndola venir con estos destrozos para cubrirla de cócteles molotov y de piedras, haciéndola retroceder y mandando al resto a los hospitales, por otro lado, no sé si a pesar de ser holandeses, o precisamente por ser holandeses, saturados hasta lo inmanejable por ese COVID19 que, ah, ya nos lo había dicho él, en los Países Bajos no iba a afectar tanto como en esos lugarejos del sur, fiesteros, irresponsables, puteros, Italia, España, Portugal.

Disfruta ahora, Mark Rutte, racista, tramposo, tío ruin.